Una persona adulta, sin aparentes problemas en vista, debe hacerse un examen de los ojos cada cuatro años. Si pasa de los 55, debe revisarse cada uno o dos años.
La importancia de examinarse los ojos periódicamente radica en que el oftalmólogo puede descubrir enfermedades de la vista en su etapa inicial.
Por ejemplo, podría detectar el glaucoma, es decir la existencia una lesión en el nervio óptico que, de no cuidarse, podría provocar la ceguera. Al detectarse en su etapa inicial se puede controlar con un simple colirio. Sin embargo, en los casos en que la enfermedad esté muy avanzada podría hacer falta una intervención quirúrgica para salvarle la vista a dicho paciente.
El examen de la vista tiene otros beneficios. Un oftalmólogo a través de un examen de los ojos es capaz de detectar distintos tipos de dolencias que aparentemente no están relacionadas con la vista, como diabetes, lupus, presión alta, esclerosis múltiple o cáncer. Si estas afecciones se encuentran en su estado incipiente, se podrán curar con tratamiento super sencillos.
Por otra parte, los especialistas aconsejan a los padres llevar a sus niños menores de tres años al oftalmólogo para descartar posibles dolencias infantiles como el ojo vago. También es una buena práctica visitar al oculista antes de comenzar a cursar el primer año de primaria.
Por lo general, el seguro de visión cubre el costo de los exámenes de la vista, permiten ahorrar dinero en caso de necesitar espejuelos o lentes y cubre una parte de las cirugías de la vista y de otros tratamientos.
